Quero: redescubriendo nuestras raíces
PROYECTO PARA EL COLEGIO PÚBLICO SANTIAGO CABAÑAS:
"DESCUBRIMOS NUESTRO PUEBLO: QUERO. TIERRA DEL QUIJOTE Y ALMA DE LA MANCHA".
MES DE NOVIEMBRE:
HISTORIA DE QUERO
Un viaje por el tiempo y la memoria de La Mancha
Introducción
Entre horizontes de tierra dorada y lagunas azules, Quero guarda en su paisaje la huella de miles de años de historia.
Desde los primeros cazadores y pastores que dejaron grabados en la piedra, hasta los vecinos que hoy cultivan el pistacho y celebran sus tradiciones, este rincón manchego ha sido testigo del paso del tiempo.
Sus aguas, sus caminos y su gente han tejido una memoria compartida que une la prehistoria con el presente, el trabajo con la esperanza y el pasado con el porvenir.
Cada época de Quero cuenta una historia: la del esfuerzo humano por vivir, crear y perdurar.
Este relato es un viaje a través de esos siglos de vida, una invitación a mirar atrás para comprender mejor lo que somos.
🔸 Prehistoria y Antigüedad en Quero
🔸 Paleolítico (ca. 500.000–10.000 a.C.)
Los primeros habitantes de Quero aparecen junto al río Cigüela y la Laguna Grande, zonas fértiles y con agua.
Utilizaban herramientas de piedra tallada —bifaces, hendedores y raederas de cuarcita— halladas en terrazas fluviales y campos cercanos.
Durante el Paleolítico Medio (Musteriense), grupos de neandertales aprovecharon los recursos naturales, dejando numerosos restos de sílex en la zona.
Con el Paleolítico Superior, los fríos glaciares provocaron una despoblación temporal de la comarca.
🔸 Neolítico y Eneolítico (IV–III milenio a.C.)
Con el cambio climático y la llegada de pueblos agricultores y pastores, se produce la primera colonización estable de La Mancha.
Se asientan en pequeñas elevaciones con agua cercana —Cerro de San Cristóbal en Quero, “El Pico” (Criptana), “Pozo de Ambrosio” (Alcázar)—, donde levantan chozas circulares y fabrican cerámicas a mano y útiles de sílex.
En Quero destaca el taller prehistórico de San Cristóbal, importante centro de extracción y talla de sílex o pedernal, que abastecía a los poblados vecinos.
Las piezas halladas (raspadores, cuchillos, perforadores, molinos de mano) evidencian una economía agrícola, ganadera y artesanal.
🔸 Edad del Bronce (II milenio a.C.)
Llegan nuevas gentes con cultura argárica y megalítica, que construyen poblados fortificados en colinas (“castellones”, “morras”) y llanuras (“motillas”).
En la comarca se documentan varios de estos asentamientos: Cerro de San Cristóbal (Quero), “Los Romeros” (Alcázar), “Villajos” (Criptana) o “Cerro Gordo” (Lillo).
El de San Cristóbal muestra restos de cerámica hecha a mano y herramientas agrícolas de sílex, confirmando su papel como cantera y taller comarcal.
Estas comunidades se organizaban en clanes familiares, con economía agroganadera y rituales de fertilidad vinculados a la tierra y la fecundidad.
🔸 Final del Bronce e inicios del Hierro (s. XIII–VIII a.C.)
Hacia finales del II milenio, muchos poblados se abandonan o trasladan a zonas más bajas y fértiles.
Nuevas influencias indoeuropeas (celtas) y coloniales (fenicias y griegas) transforman su cultura, introduciendo el uso del hierro, la cerámica al torno y nuevas formas de comercio y organización.
🔸 Cultura Íbera (s. VI–II a.C.)
Surge la cultura ibérica carpetana, fruto de la fusión entre los pueblos locales y las influencias mediterráneas.
Se fundan poblados fortificados (oppida) en lugares estratégicos como Criptana (Alces) o Herencia, y aldeas agrícolas como Quero (Karn o Karo), situada en Quintanarejos.
En Quero se han hallado cerámicas pintadas con bandas rojas y motivos geométricos, típicas del estilo ibérico, junto con un amuleto fálico de bronce, símbolo de fertilidad.
La población vivía de la agricultura, ganadería y la extracción de sal de la Laguna Grande.
Políticamente, dependía de los régulos o jefes locales de Alces, dentro del territorio carpetano.
🔸 Conquista Romana (s. III–I a.C.)
Entre los siglos III y II a.C., Quero —entonces Cairo o Karo— quedó envuelto en las guerras entre Cartago y Roma.
Tras la victoria romana sobre los cartagineses, el general Graco conquista Alces (Criptana) y somete toda la Carpetania (180 a.C.).
Los romanos reorganizan el territorio desde Consuegra (Consabura), que pasa a ser centro administrativo y militar.
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🔸 Romanización (s. I a.C.–IV d.C.)
Durante el Imperio, el territorio se romaniza completamente.
La antigua aldea ibérica evoluciona hacia un vicus (pueblo rural) atravesado por la calzada romana Cartagena–Titulcia, que unía Criptana, Quero y Villacañas.
Surgen villas agrícolas (fundus) dedicadas al trigo, viñedo y ganadería, cuyas ruinas se encuentran en La Tejera, Pozo Ambrosio y el Cigüela. En las proximidades de la Casa del Oro se han encontrado restos de una villa agrícola romana, testimonio de una intensa actividad agraria y comercial.
Las salinas de la comarca y la explotación del lapis specularis (yeso cristalizado utilizado para ventanas y decoraciones) se convirtieron en recursos muy valiosos
De este periodo se conservan restos de tejas, terra sigillata, mosaicos y monedas.
En el siglo IV, con la crisis del Imperio, las pequeñas propiedades rurales pasan al control de grandes latifundistas, creando una sociedad de colonos y señores que preludia el sistema feudal medieval.
EDAD MEDIA
🔸Período visigodo (409–711)
Tras la caída del Imperio Romano de Occidente en el año 476 d.C., Quero —entonces un pequeño asentamiento rural heredero de los “fundus” romanos— sufríó invasiones de vándalos y alanos. Con los visigodos se estabiliza el territorio.
Durante los siglos VI y VII, el territorio siguió habitado, y en el paraje de Los Altos, donde hoy se levanta la Ermita de Nuestra Señora de las Nieves, se asentó una comunidad visigoda.
Era un cruce de caminos y veredas, y allí se halló una placa de cancel visigoda bellamente tallada, una de las piezas más notables de la provincia de Toledo, hoy custodiada en el Ayuntamiento de Quero.
Este hallazgo confirma la importancia religiosa y cultural del enclave en época visigoda cuya capital era TOLETUM
Este periodo duró hasta el año 711, cuando los musulmanes invadieron la península y comenzó una nueva etapa histórica.
🔸 Período musulmán (711–1078)

La aldea mozárabe-bereber de Kero. La vida en la Frontera Media
Tras la conquista islámica del año 711, la comarca de La Mancha pasó a formar parte de la kūra (distrito) de Toledo (Ṭulayṭula).
Entre los siglos IX y XI, Quero —entonces llamada Kero o Qayru— era una pequeña aldea rural mozárabe-bereber, situada dentro de la Frontera Media, una amplia zona de contacto y convivencia entre Al-Ándalus y los reinos cristianos del norte.
Sus habitantes, campesinos mozárabes (cristianos hispano visigodos que aceptan el dominio musulmán pero mantienen su religión y costumbres, pagando impuestos especiales como la yizia) y familias bereberes asentadas tras la conquista, se dedicaban principalmente a la agricultura y el pastoreo. Gracias a los sistemas de riego que introdujeron los árabes, la zona de la actual Mancha, se convirtió en zona ideal para el cultivo del azafrán. Era muy valorado como especia, colorante, y medicina
La vida en Kero era sencilla pero activa, marcada por las labores del campo y la vigilancia constante ante posibles incursiones fronterizas.
🔸 Reconquista y primeros repobladores (1078–1212)

La Reconquista y los primeros repobladores quereños (1078-1212)
Durante los siglos XI y XII, los habitantes de Quero y su comarca vivieron tiempos especialmente duros. Las razzias o incursiones devastadoras, la destrucción, el cautiverio, la miseria y el hambre formaban parte de la vida cotidiana en medio de las continuas guerras entre musulmanes y cristianos del norte.
En aquella época, Quero era una pequeña aldea dentro del alfoz militar del castillo de Consuegra, una plaza asediada repetidamente entre 1078 y 1085, año en que finalmente fue conquistada Toledo, la capital del reino taifa.
En 1078, el rey castellano Alfonso VI firmó un acuerdo con el rey de Sevilla, Al-Mutamid, a quien había ayudado en la conquista de Murcia. Este pacto permitía al monarca musulmán invadir el sur del reino toledano, con el objetivo de inmovilizarlo y facilitar así la conquista de Toledo. Como consecuencia, las tropas sevillanas invadieron la parte sur de La Mancha, arrasando los territorios con sucesivas algaradas. La violencia fue tal que el gobernador de Calatrava envió una carta al rey Alfonso VI lamentándose de los daños y pidiéndole que pusiera fin a tales destrozos.
Parece que Consuegra fue tomada en 1083, quedando bajo influencia cristiana y, en parte, del rey de Sevilla hasta 1090. Sin embargo, con la llegada de los almorávides a la Península, llamados en ayuda por el reino de Badajoz, Al-Mutamid tuvo que replegarse y pactar nuevamente con Alfonso VI. El rey castellano consolidó entonces su dominio sobre el sur de La Mancha mediante su unión con Zaida, viuda y señora de Almodóvar, quien aportó como dote varios castillos, entre ellos Consuegra, Mora, Uclés, Huete y Cuenca.
Pese a ello, el avance almorávide fue imparable: Consuegra y su alfoz cayeron de nuevo en poder musulmán en 1097.
A mediados del siglo XII, el debilitamiento del imperio almorávide permitió a los cristianos retomar su ofensiva. Hacia 1146, el rey Alfonso VII reconquistó la comarca, iniciando una política de donaciones de plazas a sus vasallos para que repoblaran y defendieran los territorios conquistados. Así, en 1150, entregó Consuegra a Rodrigo Rodríguez y Alcázar a Juan Muñoz.
Esta política continuó con Alfonso VIII, quien en 1162 realizó las primeras donaciones a la Orden Militar de San Juan de Jerusalén en La Mancha: las villas de Chitrana (Criptana), Villajos, Kero (Quero) y Atarez (Tirez, en Villacañas), junto con sus tierras y pertenencias.
En ese momento, Alfonso VIII era aún un niño de seis años, y las luchas entre las familias nobles de los Lara y los Castro influían en estas decisiones. Los Lara, cercanos a la Orden de San Juan, promovieron la donación para ganarse su apoyo. Ese mismo año, la Orden entregó las cuatro villas al caballero mozárabe toledano Miguel Asarrafí, para su administración y repoblación con sus vasallos.
De este modo, los primeros repobladores cristianos de Quero, hacia 1162, fueron toledanos vasallos del mozárabe Miguel Asarrafí. Algunos topónimos actuales, como El Donadío (zona que correspondería a las tierras prestadas a Asarrafí) o la calle del Toledillo, parecen conservar el recuerdo de aquella repoblación.
Un dato significativo es que ya en el siglo XII el lugar aparece documentado con el nombre de Kero (transcripción fonética del actual “Quero”), la primera referencia escrita conocida. Esto demuestra que el nombre no proviene, como dice la creencia popular, de “porquero”, sino de una denominación mucho más antigua.
En este periodo, Kero era una aldea vinculada al castillo de Alcázar y al alfoz de Consuegra, situada en un punto estratégico de la antigua calzada romana hacia Criptana y el norte, razón por la cual despertó el interés de la Orden de San Juan.
En 1171, la zona volvió a sufrir la inestabilidad provocada por las incursiones almohades, hasta que en 1183 se formalizó la donación definitiva del término de Kero a la Orden de San Juan, con sede en Consuegra. Este hecho fue confirmado por una bula papal ese mismo año. A partir de entonces, los territorios no volvieron a manos musulmanas, aunque siguieron sufriendo ataques esporádicos hasta 1212, cuando la batalla de las Navas de Tolosa puso fin al dominio islámico en la región.
RESUMEN:
Durante los siglos XI y XII, Quero fue una pequeña aldea dentro del territorio militar del castillo de Consuegra, en plena zona de guerra entre musulmanes y cristianos.
En 1162, el rey Alfonso VIII donó Quero (entonces Kero) a la Orden de San Juan de Jerusalén, que encargó su repoblación al caballero toledano Miguel Asarrafí.
Los primeros pobladores cristianos llegaron desde Toledo, asentándose en la zona del Donadío.
En 1183, una bula papal confirmó la donación definitiva, y Quero pasó a ser territorio sanjuanista.
Tras la batalla de las Navas de Tolosa (1212), el lugar quedó definitivamente bajo dominio cristiano.
🔸 La Carta Puebla y el título de Villa de Quero (siglos XIII-XIV)
Durante el reinado de Fernando III el Santo (1217-1252) se produjo la repoblación efectiva de La Mancha, que dejó de ser zona fronteriza tras el avance cristiano hasta el valle del Guadalquivir. Fue necesario, no obstante, establecer concordias entre las Órdenes de San Juan, Calatrava y el Arzobispado de Toledo para delimitar sus territorios.
A partir de entonces se concedieron Cartas Puebla a diversas aldeas para regular su repoblación:
Villacañas (1230), Arenas y Villarta (1236), Madridejos (1238), Herencia (1239), Alcázar, Quero y Tembleque (1241), Turleque, Argamasilla y Urda (1248).
Así, en 1241, Quero recibió su Carta Puebla, lo que marcó la segunda y definitiva repoblación del lugar. Los nuevos pobladores, cristianos procedentes del norte, se establecieron al oeste de la antigua aldea hispano-musulmana, a lo largo de la actual calle Empedrada, siguiendo la vieja calzada hacia Consuegra.
La Carta fijaba las condiciones jurídicas y económicas para unos cien pobladores. Se repartieron las tierras a quiñón (unas 30 hectáreas) entre unos sesenta labradores, bajo un sistema de cultivo de “año y vez”. Además, se otorgaron derechos a unos treinta atemplantes (artesanos y menestrales). Cada vecino podía tener horno propio o usar el comunal (de poya), pagando una tasa. También se reconocían privilegios fiscales para los caballeros, origen de la pequeña nobleza local. El término municipal se delimitaba con el río Cigüela (Asusela), Alcázar y Almoradiel.
Administrativamente, Quero dependía de los alcaldes de Consuegra y no alcanzó autonomía hasta 1359.
En el ámbito económico, Quero era tierra de pastos y formaba parte de las rutas de la trashumancia. Desde el siglo XII sus pastos eran codiciados, primero por ganaderos segovianos y luego por la Orden de San Juan, lo que generó frecuentes conflictos que la Mesta reguló a partir de 1273. En la zona de Las Nieves confluían la Cañada Conquense y la Soriana. Otra actividad destacada fue la extracción de sal de la Laguna Grande, utilizada incluso en la fabricación de pólvora en 1475.
El prestigio de Quero creció en el siglo XIV, probablemente gracias a la presencia de caballeros repobladores. En reconocimiento, el 11 de septiembre de 1359, el rey Pedro I le otorgó el título de Villa, antes que a muchas localidades vecinas. Con ello, Quero obtuvo plena jurisdicción civil y penal, pudiendo erigir su propio rollo jurisdiccional (cuyo emplazamiento se desconoce).
🐑 Los caminos ganaderos o cañadas
Por el término de Quero pasaban importantes rutas de trashumancia, conocidas como cañadas reales.
Eran grandes caminos por los que los pastores trasladaban cada año miles de ovejas desde las montañas del norte (Soria, Cuenca o Segovia) hasta los pastos más cálidos del sur (La Mancha, Andalucía y Extremadura).
Las dos rutas más importantes que cruzaban la zona eran:
- La Cañada Soriana, procedente de Soria.
- La Cañada Conquense, que bajaba desde Cuenca
Estos caminos estaban protegidos por leyes del Honrado Concejo de la Mesta (fundado en 1273 por el rey Alfonso X el Sabio), que regulaba el uso de pastos y los derechos de los pastores.
Gracias a estas cañadas, Quero fue durante siglos un lugar de paso, comercio y encuentro entre ganaderos, campesinos y mercaderes.
🔸Siglo XV – Quero en tiempos de los Reyes Católicos (1474-1504)
Durante el siglo XV, Quero formaba parte del Campo de San Juan, territorio gobernado por la Orden de San Juan de Jerusalén, con sede en Consuegra.
Era una época de inestabilidad política y guerras entre nobles, que afectaban también a los pueblos manchegos. Las continuas luchas por el trono entre los partidarios de Juana “la Beltraneja” y los de Isabel la Católica trajeron inseguridad y despoblación.
Con la victoria de Isabel y Fernando, los Reyes Católicos, el reino logró por fin la unidad y la paz. Se fortaleció el poder real, se reorganizaron los territorios y se impulsó la repoblación rural.
En estos años, Quero comenzó a recuperarse, ampliando sus tierras de cultivo y atrayendo nuevos pobladores dedicados al trigo, la cebada y la ganadería.
En 1492, el reinado de los Reyes Católicos alcanzó su momento más decisivo: la toma de Granada, que puso fin a la Reconquista, y el Descubrimiento de América por Cristóbal Colón.
Aunque Quero no participó directamente en estas empresas, la prosperidad del reino y la apertura a nuevos mundos marcaron el inicio de una nueva era.
El siglo XV fue, para Quero, el fin de la Edad Media y el comienzo de la Edad Moderna:
🗓️ Fechas importantes
Año Acontecimiento
1162 Donación de Quero a la Orden de San Juan.
1183 Confirmación del dominio sanjuanista.
1240 División de la Orden entre Consuegra y Alcázar.
1241 Carta Puebla y repoblación definitiva.
1273 Creación de la Mesta y protección de las cañadas.
1359 Pedro I concede el título de Villa.
1474–1504 Guerras castellanas y reorganización con los Reyes Católicos.
Siglo XVI – Edad Moderna en Quero
En el siglo XVI, Quero formaba parte del Gran Priorato de San Juan de Jerusalén, un territorio gobernado por los caballeros de la orden militar con sede en Consuegra.
Durante los primeros años, hubo una guerra entre dos familias nobles, los Zúñiga y los Alba, que se peleaban por el mando del Priorato.
Para acabar con el conflicto, el rey Carlos I decidió en 1517 dividir el territorio en dos partes:
- Priorato de Castilla, con sede en Consuegra.
- Priorato de León, con sede en Alcázar de San Juan, al que perteneció Quero.
Más tarde, en 1566, ambas zonas se volvieron a unir.
La Guerra de las Comunidades (1520–1521)
Poco después, en tiempos del rey Carlos I, muchas ciudades castellanas se rebelaron contra él porque estaban cansadas de pagar impuestos y de que mandaran consejeros extranjeros.
A este conflicto se le llamó Guerra de las Comunidades.
Sin embargo, Quero y las demás villas del Priorato se mantuvieron fieles al rey. Las tropas de la Orden de San Juan, dirigidas por Antonio de Zúñiga, ayudaron a derrotar a los comuneros.
Cuando terminó la guerra, comenzó una etapa de paz y prosperidad para la zona.
Crecimiento y economía
En 1517, Quero era una pequeña aldea con solo 34 vecinos, según escribió Fernando Colón (hijo de Cristóbal Colón).
Gracias a la paz, el pueblo fue creciendo y hacia 1575 tenía unos 200 vecinos.
La mayoría de la gente vivía de la agricultura y la ganadería: cultivaban trigo, cebada y criaban ovejas para obtener lana.
El río Cigüela movía siete molinos de agua, y existía un Pósito municipal donde se guardaba el trigo para ayudar en años de malas cosechas.
La población se dividía en tres grupos:
1. Hidalgos, familias nobles que no pagaban impuestos.
2. Campesinos o pecheros, pequeños propietarios y jornaleros.
3. Moriscos y esclavos domésticos, que trabajaban en el campo o en casas de familias ricas.
El pueblo se amplió con nuevas calles y llegó a tener unas 180 casas y un hospital de viandantes para atender a los pobres y viajeros.
Tras el Concilio de Trento (1545–1563), se reforzó la fe católica.
En Quero se comenzaron a escribir los registros parroquiales (bautismos y matrimonios), se crearon cofradías religiosas y se construyeron ermitas como las de San Cristóbal, Santa Ana y la Virgen de las Nieves.
📖 Sabías que...
El nombre “Quero” ya aparece en el siglo XII escrito como “Kero”, mucho antes de la idea popular de “porquero”.
La calle Empedrada sigue el trazado de la antigua calzada romana.
El topónimo El Donadío recuerda las tierras entregadas a Miguel Asarrafí.
Siglo XVII
Fue un siglo de dificultades por sequías y crisis agrícolas, pero Quero mantiene su estructura rural.
La vida giraba en torno a la iglesia de La Asunción y a las ermitas, destacando Nuestra Señora de las Nieves, que se convirtió en centro devocional del pueblo.
La población era reducida, pero persistente, y se conserva la organización concejil y comunal heredada de la Edad Media.
Siglo XVIII



Durante la Ilustración, Quero se incorpora a los procesos reformistas impulsados por la monarquía.
Se mejora la gestión agrícola, se amplían caminos y se registra su economía en el Catastro del Marqués de la Ensenada (1751).
El pueblo contaba con Pósito, paneras, Casa Consistorial, molinos, carnicería, y escuela de primeras letras.
Las lagunas eran fuente de recursos naturales: sal, pesca y pastos, y el término municipal estaba densamente cultivado.
Siglo XIX – Crisis y Transformación- El tren.

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El siglo XIX fue una época de crisis y cambios profundos: guerras, desamortizaciones y la llegada del ferrocarril.
La Guerra de la Independencia (1808–1814)
En 1808 estalla la guerra contra Napoleón. Quero sufre saqueos y hambre. El pueblo queda arrasado y sus vecinos, empobrecidos.
Tiempos de Fernando VII y las Guerras Carlistas
Entre 1833 y 1840, durante la Primera Guerra Carlista, Quero vive nuevos ataques. La iglesia se convierte en fortín y muchos huyen por miedo.
La Desamortización y la pobreza
En 1855, la desamortización de Madoz pone en venta más de 10.000 fanegas de tierras comunales. Se incluyen en subasta la Laguna del Taray y la Laguna Grande, junto a eras y baldíos. Muchas fincas pasan a manos de forasteros y el Ayuntamiento pierde sus recursos.
El tren llega a Quero (1854)
La llegada del ferrocarril Madrid–Alicante cambia la historia del pueblo. El trabajo crece y se abre un camino hacia el progreso.
Un pueblo que renace:
En los últimos años del siglo XIX, Quero se recupera. Se levantan nuevas casas, se construye el cementerio y aparecen las viviendas-silo, donde viven familias humildes, mano de obra del ferocarril.
Siglo XX – Modernidad y Despoblación
El siglo XX comenzó con un máximo demográfico en 1940, con más de 3.200 habitantes.
La Guerra Civil (1936–1939) dividió al pueblo y dejó huellas profundas.
La posguerra trajo hambre y emigración hacia Madrid y otras zonas industriales.
Durante el franquismo, se construyeron la agrupación escolar, el cuartel de la Guardia Civil y nuevas infraestructuras.
En la democracia, Quero se benefició de los fondos de cohesión y se modernizó con nuevo Ayuntamiento, centro médico, polideportivo, piscina, Hogar del Jubilado y Casa de la Cultura.
Siglo XXI – Esperanza y Futuro
Quero conserva su estética manchega de fachadas blancas y añiles, su Laguna Grande, hoy espacio natural protegido y refugio de aves.
La población es multicultural y diversa, con nuevos cultivos como el pistacho, que representan la adaptación al cambio climático.
El Museo de la Palabra, inaugurado en 2009 en la Casa Palacio, es hoy símbolo de cultura y diálogo.
Quero mira al futuro con esperanza, apostando por la sostenibilidad, el turismo rural y la conservación de su patrimonio natural y humano.
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